Domenikos
Theotokopoulos nació en la isla Griega de Creta, que por entonces
pertenecía a la República de Venecia, pero casi toda su vida artística
la pasó en España donde fue llamado "El Greco". Era un hombre culto,
estudió con profusión e interés la literatura clásica y contemporanea,
sobre todo en su juventud.
Pictóricamente se formó en Venecia con
influencias de Tiziano y en especial de Tintoretto y los maestros del
renacimiento. Más tarde se desplazó a Roma donde encontró inspiración en
Rafael y Miguel Ángel.
Ya en 1577 se trasladó a España, donde
fue designado para pintar distintas piezas religiosas de varias Iglesias
de Toledo. Esta ciudad se convertiría en su residencia habitual y en
ella realizó un gran número de sus obras. En este momento se produjo un
punto de inflexión en su estilo: se distancia de la escuela italiana,
aparecen colores "no académicos", las relaciones espaciales y las
proporciones y formas de la figuras humanas se deforman...
Sus pinturas rebosan devoción y entusiamo,
realiza numerosos retratos de personajes de la aristocracia Española y
es acogido con buen grado dentro del mundo del arte. Pero sus relaciones
artisticas con el Rey Felipe II no son lo buenas que él quisiera, y
después de no designarle como pintor del Monasterio del Escorial regresa
a Toledo donde trabaja en la Catedral.
En 1586 pinta una de sus grandes obras de
arte, su cuadro más famoso, "El Entierro del Conde de Orgaz", para la
Iglesia de Santo Tomé en Toledo.
El Greco desarrolló un personal y
particular estilo dando una mística atmósfera a todos sus lienzos, una
intensidad y colorido inigualable.
Ya en el siglo 20 ha sido reconocido como
uno de los grandes maestros, y sus obras precursoras de los estilos más
valientes de la historia del arte. |